lunes, 23 de junio de 2014

10 señales para descubrir si estás ante un mal jefe


Pueden existir cientos de motivos por los que no nos cae bien nuestro jefe pero, ¿es realmente un mal líder o son sólo impresiones personales? 

Las relaciones entre jefe y equipos pueden ser sumamente complicadas. Si bien existen casos de buen relacionamiento, muchas veces los jefes son el blanco de feroces críticas y aprensiones de todo tipo. Pero, ¿qué tan justificadas son? Según una encuesta realizada por el portal Trabajando .com más de un 60% de los chilenos asegura que les molesta que sus jefes no valoren su trabajo.


 A continuación, te presentamos las 10 señales para descubrir si estás ante un mal jefe

1. Es indeciso. En un mundo que se mueve a un ritmo vertiginoso, es esencial tomar decisiones rápidas. Más allá del resultado, la especulación nunca lleva a un buen desenlace.


2. Es impaciente. Los malos jefes suelen tener la mecha corta y estallan lanzando toda su frustración contra sus empleados ante el primer error. Por el contrario, los buenos líderes motivan a sus subordinados a aprender de estas equivocaciones.


3. Dramatiza demasiado. Muchas veces las cosas no salen como las planeamos, pero no es el fin del mundo. El jefe debe ser el que brinde calma al equipo y no sobredimensione los problemas.


4. Quiere controlar todo. Para poder dar lo mejor de sí, las personas necesitan espacio e independencia. Controlarlo todo no sólo es imposible, también es contraproducente.


5. No se conoce a sí mismo. Antes de poder dirigir un equipo, es fundamental tener insight, anticipar las reacciones que podemos tener, los sentimientos que afloran ante determinadas situaciones, etc.


6. Tiene favoritos. Si bien es natural tener mayor afinidad con determinadas personas, un jefe debe ser neutral y darle la oportunidad de brillar a todos por igual.


7. Es vanidoso por demás. Cuando se alcanza una meta, el logro es de todo el equipo y el jefe no debe llevarse toda la gloria. Un buen líder no permite que su buena autoestima se transforme en vanidad.


8. Es inflexible. No siempre se tiene la razón. Un buen líder siempre se muestra abierto a nuevas alternativas, aunque la iniciativa no necesariamente nazca de él.


9. Culpa a los demás. Las fallas en el equipo siempre son responsabilidad primera de su líder, por más que éste no haya sido el culpable directo del error. Humillar a un empleado frente a sus colegas es una pésima táctica para imponer autoridad.


10. No es agradecido. Los logros alcanzados son fruto del trabajo de todos, sin importar el rango que ocupen en la escala organizativa. Un buen jefe debe preocuparse por ser agradecido y que las personas se sientan reconocidas por su buena labor.


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